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El estudio de la vida y obra del pintor Antonio Pérez Nadal (Alicante, 1925-2004) requiere detenerse en el momento que le tocó vivir para desvelar cuáles fueron los hechos, los lugares y los individuos que imprimieron una huella más profunda en su personalidad creadora. El legado del artista permite adentrarse en el conocimiento de una pintura cuyo lenguaje plástico emite mensajes coincidentes con otros pintores su generación. No hay nada nuevo en las técnicas que emplea, en las materias que elige, en los temas que representa; sin embargo, el lenguaje utilizado le otorga singularidad y le imprime carácter.
Belleza, frescura y sensibilidad definen una pintura intuitiva y espontánea; a veces, ingenua, que tamizada por el sentimiento fluye como expresión genuina de identidad y se manifiesta en una estética de raíces incuestionables donde lo